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30 de mai. de 2015

Todos nós somos responsáveis pela construção de uma sociedade pacífica

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A participação de crianças e adolescentes no Projeto Regional de Justiça Juvenil é de suma importância, pois eles são os principais beneficiários do projeto. Com esse intuito Tdh Brasil continua realizando a campanha “Você sabe o que é Justiça Juvenil Restaurativa?”. Leia mais
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El derecho de todas las víctimas ha acceder a procesos restaurativos con independencia del delito sufrido

Posted: 28 May 2015 11:42 PM PDT
Hablando de procesos restaurativos como mediación penal, siempre una y otra vez se plantean los mismos interrogantes, personas que hablan de la mediación penal como un método alternativo para evitar los juicios penales y descongestionar la justicia. Pero lo que más me preocupa sin duda, es que muchos operadores jurídicos afirman, sin nisiquiera cuestionarlo que la mediación penal como herramienta restaurativa solo serviría para delitos más leves. Me preocupa porque tal parece que todos nos pensamos que las víctimas son ciertamente incapaces y que los demás sabemos mejor lo que necesitan que ellas mismas, no solo el estado las ha robado el delito y se ha apropiado de su condición de víctima sino que los profesionales de la Justicia "manejan" todo lo relacionado con el delito dejando casi al margen los deseos o necesidades de las víctimas.¿Realmente está institución está para hacer la vida más sencilla a los operadores jurídicos o para ayudar a los que sufren y son vulnerables?

Creo que la Justicia Restaurativa debe ser un derecho para toda clase de víctimas con independencia del delito puesto que sería realmente injusto negar a una víctima este derecho, amparándose en que el daño sufrido es muy grave, precisamente como el delito impactó de forma más severa en la víctima, nada mejor que ella misma pueda decidir cómo quiere que se gestione el hecho delictivo y sin duda, la Justicia Restaurativa la va a ofrecer muchos beneficios y sobre todo va a favorecer su mejor camino hacia la superación del trauma del delito. Por eso, habría que estar a cada caso concreto antes de decir que solo para delitos leves, sin duda, los que afirman esto, es porque ven el lado de la mediación olvidándose de que la Justicia Restaurativa es mucho más.

Lógicamente y como siempre digo, hay que hacer una diferencia esencial en cuanto a que clase de delitos nos referimos cuando hablamos por ejemplo de mediación penal, así si hablamos de delitos leves, y lo que se llama actualmente faltas, es importante comprender que la visión será la de evitar el juicio, y no ya tanto para agilizar los juzgados sino para ayudar a gestionar de una forma más pacifica el delito, tanto para denunciante como denunciado, en estos casos muy leves, el principio de oportunidad debería tener cabida para así, si las partes llegan a un acuerdo poder archivar el caso. Nadie mejor que los afectados para saber lo que es mejor. Además en muchos de estos casos, el rol de víctima e infractor no está definido al cien por cien, un ejemplo, denuncias entre vecinos por problemas de convivencia que acaban en los juzgados y en la vía penal en forma de delito, en estos casos el juicio no solo no soluciona el problema sino que añade más, y supone un enquistamiento del conflicto con el que será muy difícil lidiar.En estos casos, la mediación penal o comunitaria es un arma eficaz para prevenir otros delitos mayores o la reiteración de las mismas conductas.

Sin embargo, cuando hablamos de Justicia Restaurativa y de sus herramientas como derecho universal para todas las víctimas, estoy refiriéndome a delitos más graves, en los que hay una víctima o varias que han sufrido daños y un delincuente que los ha causado, no hay dudas del rol de cada una, ni hay dudas sobre el hecho que llamar a estos procesos mediación sin más, puede resultar ofensivo para las víctimas por su lenguaje neutral, en estos casos es mejor hablar de mediación penal o encuentros restaurativos. Son delitos graves, por lo que estos procesos restaurativos serán complementarios al sistema penal, no evitaran el juicio sin perjuicio que se puedan acortar plazos y tiempos, lo que si harán es ayudar de una mejor manera a las víctimas, procuran su reparación lo antes posible, una que no sea solo material sino psicológica, moral y espiritual e intentan por otro lado, favorecer una actitud activa y responsable del delincuente. 

Se trata de introducir dentro del proceso penal valores restaurativos que hagan la justicia más humana y den empoderamiento a los directamente afectados y por otro lado introducir procesos restaurativos cuando sea posible, que favorezcan el encuentro para que los infractores reconozcan el daño, las víctimas puedan obtener respuestas y ambos puedan ver la humanidad en el otro. No siempre será posible pero cuando se pueda es un proceso que favorece una mejor recuperación de las víctimas y una mejor y más posible reinserción del infractor.

29 de mai. de 2015

¿Qué es mejor el castigo o la reparación para las víctimas?

Posted: 28 May 2015 12:44 AM PDT

 Solemos creer que sabemos perfectamente que necesitan las víctimas o que es lo mejor para ellas, sobre todo, si han sufrido un delito de cierta gravedad. Por eso, cuando hablamos de Justicia Restaurativa, en más de una ocasión vemos las reticencias de los que nunca han sido víctimas, y nos amparamos en que somos punitivos por naturaleza. No obstante, las víctimas son menos punitivas de lo que podemos pensar, conozco casos de personas que han decidido participar en un proceso restaurativo y sus allegados no lo han entendido pero es que, aunque nos parezcan vulnerables e incapaces de decidir, realmente son las víctimas las que mejor saben o pueden saber qué necesitan o qué esperan de la justicia para empezar su camino hacia la "sanación" tras el delito. 
Aunque suene extraño, nunca es suficiente con castigar a los autores del delito, siempre hay que llegar al mismo tiempo a ayudar a las víctimas y estar con ellas, en sus momentos de mayor vulnerabilidad y necesidad para que puedan sacar fuerza de nuestra solidaridad, tanto en el aspecto práctico como emocional. Que las víctimas no son tan punitivas y que lo que más necesitan es obtener una reparación adecuada a sus necesidades, se ha visto demostrado estos días con los padres de Marta del Castillo, el autor de la muerte de su hija está en prisión, hasta aquí, pareciera que se ha hecho justicia, el estado ha logrado condenar al principal culpable, aislándole de la sociedad, sin embargo, esto no ha ayudado a las víctimas, a los padres y allegados de Marta a sanar o al menos comenzar su camino restaurativo ¿por qué? porque nunca han logrado encontrar el cuerpo de Marta.
 Esta no obtención de la reparación que necesitan, les ha hecho imposible a pesar de los años pasados, romper el lazo con el asesino de su hija y su vida esta todavía supeditada y controlada por este infractor. Por eso,  entiendo perfectamente que el padre le ofreciera al asesino de su hija dinero y una serie de beneficios, a cambio de que dijera el paradero de los restos de su hija. Lo comprendo y lo veo normal, por cuanto en este caso y desgraciadamente para ellos, la justicia tradicional no ha funcionado porque no han sido atendidas sus necesidades, pero además la justicia restaurativa respecto del asesino de su hija, tampoco, ya que este chico parece no tener el más mínimo respeto a las víctimas, ni la empatía suficiente como para saber el impacto de su delito y el deber lógico que tendría de hacer lo necesario para sino compensar, si aliviar el dolor de sus vidas. Dicho esto, y demostrando que en ocasiones, la justicia restaurativa no es útil para todos y cada uno de los infractores, lo que me sorprende de todo esto, es algunas críticas y revuelos que ha levantado la conducta de estos padres.

Yo me pregunto, el estado, el sistema de justicia penal tradicional contempla negociar con el infractor para que a cambio de su reconocimiento del delito se le disminuya la pena (con las famosas sentencias de conformidad) para agilizar la justicia pero sin tener en cuenta los sentimientos de la víctima y las posibles necesidades de éstas, por qué vemos mal que una víctima, busque su propia reparación del daño a través de un "teórico proceso de negociación" con el infractor. Claramente estos padres, están buscando poner punto y aparte al delito y recuperar el control de su vida, algo que desgraciadamente y hasta el momento no han podido lograr ya que no han recuperado el cuerpo de su hija.

Una vez dicho esto y retomando las necesidades de las víctimas, se puede decir que suelen ser unánimes en su opinión de que la expectativa más importante que tienen de los profesionales de la Justicia es la de ser tratadas con respeto. Su expectativas se traducen en el deseo de sentir confianza con la información sobre el delito, el delincuente y acerca de las opciones del tribunal considera para dar respuesta a su caso.

Una segunda prioridad para las víctimas es la oportunidad de ser oído, y tener participación activa y directa durante todo el proceso. Su necesidad de restitución es importante, pero si se abordaron estas necesidades iniciales de respeto, información y participación, la necesidad de reparación disminuye en urgencia.Las víctimas tienen más interés en que los infractores se responsabilicen de su deber de reparar o restituir, y es que para ellas el que el infractor reconozca el daño que se la ha causado es un acto de respeto, que produce una reparación emocional y simbólica, mucho más importante y curativa que la reparación material.

Los procesos de la Justicia Restaurativa favorecen que las víctimas pasen del desorden al orden, de la falta de poder y control sobre su vida al empoderamiento y de la desconexión con su entorno a la reconexión con la comunidad.

Por eso, cuando hablamos de daño y de la obligación natural de reparar o mitigar este daño, el concepto en si mismo es más emocional, psicológico y moral que material y suele traducirse como decía; en la necesidad de que el infractor se responsabilice, y asuma lo que ha hecho.

28 de mai. de 2015

Reinserción y Justicia Restaurativa

Posted: 27 May 2015 01:47 AM PDT
La reinserción trata de favorecer la vuelta del infractor al marco social del que se separó por la comisión del delito. Trata de evitar el concepto de delincuente sin posibilidad de redención, que debe llevar “a cuestas” el estigma del delito cometido durante toda su vida. Mi visión es que con esta reinserción; todos ganamos pues cambiamos una vida improductiva por una con posibilidad de hacer algo productivo, evitando la reincidencia y por tanto futuras potenciales víctimas. Esto sin duda, me hace sentir más segura como miembro de la comunidad y por tanto con cierto riesgo de sufrir un delito y convertirme en víctima. Esta reflexión en el caso de jóvenes infractores, cobra más importancia si cabe, ya que hablamos de menores, con una personalidad en formación a los que una segunda oportunidad puede suponerles una diferencia abismal entre volver a delinquir (y condenar así a toda la comunidad a vivir con un infractor con larga vida social y delictiva) o volver a la sociedad como una persona diferente y con voluntad de acatar las normas (y así lograr para todos un joven con todo un futuro por delante).
En el caso de menores es donde tiene más relevancia además de la reinserción, la reducación, aunque ambos términos se utilizan como sinónimos, realmente no lo son.

Mientras que la reinserción es lo que ya he dicho, la vuelta del infractor al marco social del que se separó, la reducación trata de mostrar al delincuente cuales son las normas sociales de conducta y por qué debe adherirse a ellas, ni que decir tiene que tendrá más eficacia si se le muestra su obligación de acatar estas normas, para así no dañar a otros seres humanos (generar empatía) que si se le dice que debe hacerlo por el miedo a recibir un castigo. De la misma manera, trata esta reducación de hacerles agentes comprometidos hacia sus obligaciones para con la sociedad, si cometió un delito debe responsabilizarse y realizar una actividad que mitigue o compense este daño ( y no será visto como un castigo sino como una prestación socialmente constructiva) No hace falta decir que no todos los infractores se reinsertaran o será factible su reinserción, es más probable que esto suceda con los jóvenes infractores, precisamente porque por su edad es común que en su actividad delictiva influya su entorno, amistades o falsas creencias, y por eso es más fácil que comprendan el impacto de su acción y que quieran cambiar.

Por supuesto que cada persona es un mundo y no será sencillo en todos los casos, pero es claro que la reducación y reinserción es más viable en jóvenes, como dije en alguna ocasión y siguiendo a Matza y Sykes , éstos cuando cometen un delito en muchos casos se amparan en lo que llamaron técnicas de neutralización y que son las justificaciones que utilizan los delincuentes para con sus conductas delictivas y así pueden cometer delitos porque se apartan y suspenden temporalmente su compromiso con las normas sociales.

Estas técnicas que usan los infractores son las siguientes y frecuentemente se favorecen por el sistema tradicional de justicia:

. Negación de la responsabilidad: el delincuente dirá que el /ella es una víctima de las circunstancias y que ha sido empujada al delito y que esto escapa de su control (“no fue mi culpa”)

. Negación de la lesión: los delincuentes suponen que su comportamiento realmente no causó daños o que la víctima puede permitirse el daño.

. Condena de los que condenan: los que condenan son vistos como hipócritas o están reaccionando así por despecho personal (“ellos seguro que hicieron cosas peores en su día”)

. Apelación a lealtades superiores: las reglas de la sociedad quedan por detrás de las demandas y lealtad a otros (“que iba a hacer, mis amigos estaban ahí…)

Precisamente la reducación y reinserción favorece que estas justificaciones pierdan el sentido que para ellos tuvieron cuando delinquieron. Favorece que se conciencien, se den cuenta del daño real que si causaron, incluso sientan remordimiento que propicie su cambio, un punto y aparte para querer vivir siguiendo las normas.

Lo bueno que tiene la Justicia Restaurativa es que hace que esta responsabilización sea más eficaz con lo que se puede afirmar sin dudarlo, que es una herramienta o más bien una fórmula, quizá la más idónea para hacer realidad el mandato constitucional del artículo 25 , pero además lo va a hacer de una forma más humana y global, ayudando a que la vuelta del infractor a la sociedad vaya acompañada de una actividad en favor de la víctima directa o indirecta del delito, que a su vez coopere en la reintegración de la víctima. Efectivamente el delito sufrido, provoca en las victimas, aislamiento, soledad, sentimiento de incomprensión que hace que se aparten de su entorno, de quienes las rodean en su vida cotidiana, por eso es importante facilitar también su reinserción, cambiando dos vidas sin futuro cierto, por dos con un camino de esperanza por delante. Esto que parece pura teoría es algo bueno, posible y real pero sin embargo, en la práctica no parece que lo tengamos claro.

Si creemos y trabajamos por su reinserción debemos tener en cuenta que cada uno de ellos es un mundo diferente, con unas circunstancias familiares y sociales que le pueden haber empujado o haber hecho más proclive al delito. No se trata de justificar el hecho delictivo pero si valorar todas las circunstancias que lo rodean. 

Por eso hay gran diferencia entre un chico con recursos económicos y/o una familia estructurada que sale de un centro de internamiento y que su familia muy probablemente lo va a apoyar en su vida alejada del delito, que un chico proveniente de un entorno y una familia desestructurada y/ o sin recursos económicos que al salir del centro, sabe que su familia no podrá apoyarlo o simplemente no estará ahí. Este segundo chico se enfrenta a un entorno que no lo va a ayudar a su readaptación y a cumplir su compromiso de no volver a delinquir. No veo esta prestación como un premio por cometer un delito, al menos en este segundo supuesto lo veo como la necesidad de equilibrar la balanza de oportunidades de todos los jóvenes y así en igualdad de condiciones puedan decidir si quieren vivir alejados de la delincuencia.

Este tipo de ayudas, imagino, y sino es así, debería estudiarse de forma individualizada, teniendo en cuenta cada menor y sus circunstancias personales sociales y familiares. Es un complemento más en la reinserción de los infractores, no todos lo lograran pero muchos si, y con esto todos nos sentiremos más seguros y por eso todos ganaremos un poco. Y por último y no menos importante, si realmente creemos en que las personas pueden cambiar, debemos empezar por no poner a las personas etiquetas de por vida. El que cometió un delito, pudo ser un delincuente pero cuando sale del centro sería muy injusto seguir calificándolo como delincuente, de la misma manera una persona que sufrió un delito, es una víctima, pero si creemos que puede superar este daño que la causaron, en algún momento dejará de ser víctima, y nosotros debemos quitarla la etiqueta de victima vitalicia.

Las etiquetas no reintegran en la sociedad, nos separan y aíslan.

27 de mai. de 2015

El delito tiene una dimensión emocional que hay que abordar

Posted: 26 May 2015 01:02 AM PDT
Tanto la Justicia Restaurativa como la actual Justicia Retributiva, surgen de las emociones, nuestras acciones como seres humanos no son racionales, son mezcla de emociones, intuición y lógica. Por eso, el aspecto emocional del delito no se puede dejar de lado y la Justicia actual si lo hace, ha eliminado toda dimensión emocional del delito y se basa solo en un aspecto público. Es decir, se piensa en el delito como una violación de la norma, creada por el estado y es el estado representado por los operadores jurídicos el que se encargará de hacer justicia. No se tiene en cuenta que el delito ha causado un daño a una víctima o varias y esto generará en ellas sentimientos y emociones encontradas como humillación, ira, venganza, aislamiento....y todas estas emociones deben ser abordadas por la justicia para procurar la mejor satisfacción de las necesidades de las víctimas, y por ende, su posible curación tras sufrir el trauma del delito, Además el crimen, afecta a toda la comunidad, puesto que perdemos nuestro sentimiento de seguridad cuando sabemos que se ha cometido un delito y además víctima e infractor se aislan de la sociedad, con lo cual nos va a faltar, dos miembros de ella y esto influirá en el funcionamiento y la estabilidad de la comunidad .

Por eso, los que vemos cada día lo que conlleva el delito, nos damos cuenta de que hay mucho más, generalmente detrás del crimen, existen unos familiares de la víctima y del infractor que de una u otra manera pueden ser o sentirse víctimas del delito, pero también del sistema o de la sociedad, ¿cómo? o ¿por qué? Los allegados del infractor pueden sentir vergüenza y el estigma de ser señalados como familia de alguien que ha cometido un crimen o en el caso de el entorno de la víctima, pueden mostrarse recelosos y temerosos hacia los demás miembros de la sociedad, porque en todos ven un potencial delincuente.

Esto demuestra que el delito no solo viola una norma establecida en las leyes y causa un daño a unas víctimas, también supone una ruptura del equilibrio y la cohesión social. Como dice Howard Zehr, todos estamos interconectados, nuestra vida afecta a los demás y también nos afecta lo que hacen otras personas, por eso el delito supone una ruptura de la convivencia y todos podemos y debemos participar para restaurar la confianza en los demás y la cohesión social. La Justicia Restaurativa ofrece una fórmula eficaz para que los ciudadanos en general y las víctimas en particular, puedan decidir cómo el infractor va a reparar el daño, puedan ver en primera persona si este delincuente se reponsabiliza del daño y si quiere cambiar. El delito afecta por lo tanto a la comunidad, y es necesario que de una u otra manera ésta pueda tener participación en esta justicia para lograr una sanación de todos los que se han visto afectados por el delito. La Justicia tradicional es gestionada de forma exclusiva por profesionales, lo cual es importante porque hacen su trabajo pero es fría y poco adaptada a lo que realmente quieren o necesitan las víctimas directas e indirectas, solamente toma en consideración lo que el Estado dice que se debe hacer para castigar la vulneración de la norma. No son tan diferentes ambas formas de ver la Justicia, simplemente se trata de dar prioridad a las víctimas y a la comunidad, y después solo después nos centraremos en qué norma se ha violado y cual es el castigo merecido, y si voluntariamente ha reparado o quiere repararlo, se valorará de forma positiva para su futura reinserción, o disminución de la pena, si el delito fuera menos grave.

25 de mai. de 2015

Cejusc de Araguaína realiza segundo encontro do curso sobre conciliação e mediação

O Centro Judiciário de Solução de Conflitos e Cidadania – Cejusc, da comarca de Araguaína, realizou na quarta-feira (20/5) o segundo encontro do curso de extensão sobre conciliação e mediação, que acontece em parceria com a Faculdade Católica Dom Orione. O curso busca qualificar novos conciliadores voluntários, para atender o que preconiza a Resolução 125 do Conselho Nacional de Justiça (CNJ), a fim de prepará-los para conduzir as sessões a partir de março de 2016. A partir desta data as audiências de conciliação e mediação aumentarão, com a entrada em vigor do novo Código de Processo Civil (CPC).

A aula do segundo encontro do curso foi proferida pela juíza de direito Umbelina Lopes Pereira, coordenadora do Cejusc da comarca de Araguaína, e contou com integrantes do Grupo de Práticas Restaurativas e componentes dos grupos de Pesquisa de Extensão de Práticas Restaurativas, como Conciliação Judicial, Justiça Restaurativa Penal e Justiça Comunitária. Novos encontros deverão acontecer ainda no próximo mês e no segundo semestre deste ano. 

 CEJUSC

¿Cuándo no sería posible aplicar la Justicia Restaurativa?

Posted: 24 May 2015 11:43 PM PDT
Muchas veces piensan que creo que la Justicia Restaurativa es la solución para todos los casos y que sería la única respuesta posible ante el delito, pero en realidad nada más lejos de la realidad, pienso que la Justicia Restaurativa resurgió, para cubrir las carencias y los vacíos del actual sistema penal de justicia. En definitiva, dando entrada a la Justicia Restaurativa podemos conseguir una Justicia más humana, flexible y adaptada a cada caso y cada persona. Esto no significa que sea la panacea para todos los casos, pero sin duda, es una oportunidad que se da al infractor de hacer lo correcto y por tanto, poder quitarse el estigma de delincuente, sin posibilidad de reinserción pero sobre todo es una opción para que la víctima puede recuperar el control sobre su vida y decidir qué necesita para sentirse reparada o al menos compensada del impacto del delito, por supuesto, que esta también podrá despojarse del estigma de víctima, que en muchas ocasiones las lleva al aislamiento y sentirse incomprendidas. 
Por tanto, la pregunta sería ¿cuándo no es posible la Justicia Restaurativa? La respuesta a priori debe ser diferente, si nos ceñimos a justicia restaurativa como programas restaurativos, ya sea mediación penal, conferencias o círculos, la Justicia Restaurativa, no sería posible un encuentro restaurativo en estos casos:

Si el delincuente no está identificado o no quiere participar.

Si la víctima no está dispuesta a participar.

Claramente los programas de justicia restaurativa se deben basar en la voluntariedad, porque no se concibe que una víctima sea obligada a encontrarse con su infractor ( las consecuencias en el plano de la victimización secundaria serían nefastas y todo el beneficio que puede suponer para la víctima, se volvería en su contra), y por supuesto no se puede obligar a un infractor a tomar parte en el proceso, porque si no su asunción de responsabilidad no sería verdadera y no vería en la reparación del daño, una prestación socialmente constructiva.

No obstante, si concebimos la Justicia Restaurativa como algo más amplio, como una filosofía o como dice las Naciones Unidas una respuesta evolucionada al crimen,siempre se puede actuar y ayudar desde un punto de vista restaurativo, porque¿qué pasa con la víctima que si quiere ayuda de la justicia restaurativa? ¿la decimos que no porque el infractor no ha sido identificado o porque no quiere?Para mí, esta negativa sería muy perjudicial, sin embargo podemos intervenir desde un punto de vista restaurativo con esta víctima, derivarla a otros servicios de asistencia especial a las víctimas, y como simple ejemplo, ¿por qué no propiciar reuniones entre víctimas e infractores, unidos por delitos similares, aunque no sean los directamente afectados? Estos encuentros ayudarían a generar empatía, cicatrizar heridas y a que la víctima pueda sentirse escuchada, respetada y valorada.

De la misma manera, si un infractor quiere asumir su responsabilidad pero la víctima no desea participar, ¿impedimos que una persona que ha hecho algo mal, se responsabilice? Por supuesto, que esto sería también negativo por cuanto parece que estamos negando al infractor una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Por eso podemos intervenir con los delincuentes también desde un punto de vista restaurativo, de muchas maneras, estos encuentros con víctimas serían beneficiosos, o simplemente propiciando que pueda hacer una reparación si no directamente a la víctima, a la comunidad en general, puesto que la sociedad es víctima indirecta de los delitos.

Por eso, ante la pregunta de cuando no es posible la justicia restaurativa, pienso que siempre es posible, si hay una víctima o un infractor que así lo desea. Los límites, no serían la gravedad del delito sino las circunstancias del caso concreto y de las partes, pero a priori, cualquiera que quiera participar en la Justicia Restaurativa debería tener la oportunidad, es nuestra obligación para con las personas que sufren y/o las más vulnerables.

Más reflexiones tras el curso de Formación para Fiscales

Posted: 23 May 2015 03:37 AM PDT
Durante este pasado jueves y el viernes he podido participar en un curso de formación para fiscales sobre el Estatuto de la Víctima que en octubre entrará en vigor. Pues bien, como no podía ser de otra forma mi intervención fue sobre la Justicia Restaurativa como derecho de las víctimas. Pude explicar cómo la Justicia Restaurativa es mucho más que mediación penal y como la mediación penal se queda corta en algunos casos. A veces los afectados por el delitos son no solo la víctima y el infractor, también los allegados de unos y otros pueden resultar afectados, igual que si seguimos mediación penal en sentido estricto no podríamos actuar en delitos de peligro por ejemplo, porque supuestamente no hay víctimas concretas. Aunque todos sabemos que si hay víctimas potenciales, por eso también podríamos hacer un proceso restaurativo con los posibles afectados indirectamente. Dicho todo esto queda claro que con la Justicia Restaurativa podemos llegar a más casos y ayudar a más gente. A veces nos perdemos en dar nombre a las cosas y nos olvidamos de los objetivos, por esta razón creo que en ocasiones llamarlo encuentro restaurativo sería lo más idóneo.
Me ha sorprendido que los fiscales parecen partidarios, igual que las dos asociaciones que presido de no limitar, como no podía ser de otra forma, la justicia restaurativa a delitos leves, sino más bien estar a cada caso concreto y a las circunstancias de los afectados. Es algo lógico que venimos tiempo reclamando que al menos a priori, todas las víctimas tengan la oportunidad de acceder a los servicios de justicia restaurativa.

También me quedo con buen sabor de boca cómo desde la fiscalía se comprende que los servicios de Justicia Restaurativa, obviamente deben ser públicos, gratuitos y con dedicación exclusiva es una aberración pretender cobrar, lo cual nos lleva al tema de presupuesto, pues nos preocupa que el Estatuto de la Víctima se quede en una norma meramente programática, carente de partidas económicas. Intentaremos que no pero va a ser un gran reto.

Durante los dos días de curso, escuché también a una persona que trabaja en una asociación de víctimas de delitos violentos y ahí es donde me he dado cuenta que nos queda mucho camino. Resulta que esta asociación trabaja con otra a nivel europeo, Victims Support, entonces me sorprendió que no hablaran de justicia restaurativa,cuando las pregunté me dijeron que no trabajan en justicia restaurativa. Yo las contesté normal, es que no es vuestra labor, vuestra función es estar en colaboración con los servicios de justicia restaurativa pero no podéis querer asumir funciones que por naturaleza deben dejarse a servicios independientes. Luego, apostilló que sus víctimas no están por la labor de la Justicia Restaurativa, y digo yo;  si trabajan con esta asociación europea, sabrán que esta asociación europea apoya la justicia restaurativa y de hecho, participa en muchos congresos sobre el tema con víctimas de su asociación que participaron en procesos restaurativos. Llegados a este punto me parece que hay personas que no están interesadas en promocionar esta Justicia, como un beneficio para algunas víctimas que lógicamente no será para todas, y parece que no solo en la justicia sino todo lo que rodea la justicia piensa que las víctimas son incapaces y que todos tenemos la obligación de tomar decisiones por ellas mismas. ¿Cómo van a querer participar en un proceso restaurativo una víctima, si la estamos diciendo cosas como que la Justicia Restaurativa no es buena para ellas? Normal, hace falta ya empezar a difundir qué es la Justicia Restaurativa y que no se trata de ser blandos con los infractores, me pregunto por qué en Europa no tienen estos problemas y nosotros si....es sin duda, quizá, un cuestión de querer dominar el "negocio del delito" yo estoy empezando a pensar que si.

Bueno de todas formas me quedo con lo bueno: hay coincidencias entre fiscales con respecto a que la Justicia Restaurativa debe ser algo gratuito y público, que debe regularse en sentido amplio para dejarnos trabajar a los profesionales con mayor flexibilidad y así poder llegar a más casos, que debe concretarse brevemente un pequeño protocolo, pero no muy exhaustivo y que en principio debería valorarse cada caso y no establecer un numerus clausus de delitos.

Tenemos mucho que aprender de otros países y sobre todo debemos intentar liberarnos de los que quieren convertir la Justicia Restaurativa en una prolongación de la actual Justicia, porque precisamente la Restaurativa ha surgido para cubrir las carencias del actual sistema dotándolo de más humanidad y no al contrario. Quiero agradecer la sensibilidad de los fiscales con respecto a este tema y sobre todo que la coordinadora del curso, tuviera a bien invitarme.

22 de mai. de 2015

JUSTIÇA RESTAURATIVA E MEDIAÇÃO PENAL: AFINAL, QUAL A RELAÇÃO ENTRE ELAS?

por Raffaella da Porciuncula Pallamolla - 20/05/2015


Por Raffaella da Porciuncula Pallamolla
Falar de justiça restaurativa não é tarefa fácil. As dificuldades são inúmeras e de diversas ordens. Enfrentar a desconfiança e resistência de muitos – quase sempre fruto do desconhecimento do tema; apresentar noções nem muito amplas e vagas e nem muito restritivas de um modelo de justiça que está em construção e em constante transformação; e refletir sobre uma proposta de modelo de justiça restaurativa adequado à cultura brasileira, são alguns dos desafios.
De uma maneira bastante geral, pode-se dizer que a justiça restaurativa é vista como uma forma de resolução de conflitos distinta da imposta pelo modelo de justiça penal tradicional. Possui princípios diferentes dos sustentados pelo modelo tradicional (baseado no processo penal e na imposição de penas) e propõe, dentre outras coisas, a participação da vítima e do ofensor (investigado/réu/apenado) na resolução do conflito, a reparação do dano decorrente do delito (simbólica e/ou materialmente) e a responsabilização do ofensor de maneira não estigmatizante e excludente.
Através da utilização de práticas de resolução de conflitos baseadas no diálogo entre aqueles direta e/ou indiretamente implicados no delito, busca-se alcançar um acordo sobre o que deve ser feito em relação à ofensa e ao dano causado à vítima. Pode-se ainda dizer que este modelo almeja a constrição do sistema de justiça criminal tradicional, sobretudo no que diz respeito à redução da aplicação de penas (principalmente da pena privativa de liberdade)[1].
É certo que a justiça restaurativa encontra-se em voga em diversos países do ocidente. No entanto, se hoje é possível falar num modelo de justiça restaurativa com certa clareza e precisão, há algumas poucas décadas isso era impensável.
Foi diante da insuficiência do modelo institucionalizado de administração de conflitos oferecido pela justiça penal que práticas de justiça restaurativa, paulatinamente, foram sendo experimentadas em diversos países a partir da década de 1970. As primeiras e mais conhecidas experiências foram realizadas no Canadá (1974), Estados Unidos da América (1978), Noruega (1981) e Nova Zelândia (1989)[2]. Destas, as da Noruega e da Nova Zelândia se desenvolveram no contexto da justiça juvenil, sendo que apenas esta última utilizou a conferência de família (family group conference) como prática restaurativa. Todas as demais experiências utilizaram a mediação vítima-ofensor(VOM) e eram voltadas para casos envolvendo ofensores adulto[3].
Com o passar das décadas, à mediação vítima-ofensor foram sendo agregadas outras práticas, a exemplo das conferências (inicialmente na Nova Zelândia) e dos círculos (primeiramente no Canadá) restaurativos (Van Ness, Daniel W. & Strong, Karen Heetderks, 2010, pp. 28-29).
Nesse sentido, pode-se se dizer que na década de 1970 a justiça restaurativa se encontrava em fase experimental. Já na década de 1980, tais experiências foram institucionalizadas e outras, em outros contextos, surgiram. Finalmente, na década seguinte (1990), a justiça restaurativa se expandiu e se articulou mais com o sistema de justiça criminal, de forma a ser inserida em todas as etapas do processo penal (JACCOUD, 2005, p. 166).
Evidentemente, esse desenvolvimento da justiça restaurativa não foi uniforme em todos os países. No Brasil, as primeiras experiências com justiça restaurativa foram implementadas somente em 2005, através do projeto “Promovendo Práticas Restaurativas no Sistema de Justiça Brasileiro”, organizado e financiado pelo Ministério da Justiça (Secretaria da Reforma do Judiciário), Secretaria Nacional de Direitos Humanos e pelo Programa das Nações Unidas para o Desenvolvimento (PNUD). Foram três projetos-piloto, um em Porto Alegre/RS, outro em São Caetano do Sul/SP e outro em Brasíli/DF. Os dois primeiros utilizam a prática do círculo restaurativo e se desenvolvem no âmbito da justiça juvenil, enquanto o último utiliza a mediação penal e é aplicado para casos de menor potencial ofensivo envolvendo ofensores adultos.
Até onde se tem conhecimento, destes projetos pioneiros, o de Porto Alegre e o de São Caetano do Sul passaram por remodelações e ampliações e seguem bastante ativos. Coincidentemente (ou não), estas duas experiências com justiça restaurativa, como salientado, são desenvolvidas no âmbito da justiça juvenil e utilizam a prática do círculo restaurativo.
Este é um ponto que merece atenção e é aqui que se começa a responder a pergunta proposta no título deste artigo:“afinal, qual a relação entre justiça restaurativa e mediação penal?”
O fato de os dois projetos de justiça restaurativa do Brasil com maior repercussão terem sido implementados na justiça juvenil e utilizado a prática do círculo restaurativo, pode explicar o fato de a justiça restaurativa no Brasil ser confundida ou melhor, identificada, muitas vezes, apenas como sendo aquela que aplica o círculo restaurativo comoprocedimento e apenas como um modelo adequado aos casos envolvendo crianças ou adolescentes em conflito com a lei[4].
O fato é que, ao ser identificada com a prática do círculo, a justiça restaurativa no Brasil parece ter se fechado para a mediação (penal). É como se tivesse se pacificado a ideia de que a mediação pode ser aplicada a qualquer outraespécie de conflito (como, por exemplo, conflitos familiares ou envolvendo as partes de um contrato), como de fato já o é há algumas décadas, exceto o criminal. Isso se deveria ao fato de que a mediação possuiria princípios incompatíveis com a natureza dos casos criminais, os quais pressupõem um desiquilíbrio intrínseco entre as partes, o que impediria, por exemplo, que se estabelecesse uma igualdade entre elas.
É importante salientar que este entendimento também é sustentado por um dos autores pioneiros em Justiça Restaurativa, o americano Howard Zehr. Para ele, o próprio termo mediação é inadequado para casos criminais, pois “as vítimas de estupro ou mesmo de roubo não querem ser vistas como ‘partes de um conflito’” (2012, p. 19). Além disso, segundo Zehr (2012), a mediação pressupõe a utilização de uma linguagem neutra, a qual, novamente, não coadunaria com os princípios da justiça restaurativa: “para participar de um encontro de Justiça Restaurativa, na maioria dos casos o ofensor deve admitir algum grau de responsabilidade pela ofensa, e um elemento importante de tais programas é que se reconheça e se dê nome a tal ofensa” (Zehr, 2012, p. 19).
No entanto, o sustentado por Zehr se desfaz diante das experiências com mediação penal em vários países. De fato, a mediação é utilizada para lidar com diversos tipos de crimes, inclusive crimes graves como é o caso dos crimes sexuais. Por proporcionar um ambiente mais reservado (e seguro) à vítima, esta prática tem sido preferida por programas voltados a este tipo de crime.
De qualquer forma, o que se quer destacar neste pequeno arrazoado é, em primeiro lugar, a importância de se conceber a justiça restaurativa como um modelo de justiça que pode lançar mão de diversas práticas restaurativaspara ver alcançado seus objetivos – que podem ser os mais variados (instaurar o diálogo, buscar a reparação do dano, ouvir as necessidades de vítima e ofensor e, na medida do possível, atendê-las, etc.) e, em segundo lugar, a importância da prática da mediação para a justiça restaurativa.
Então, qual a relação entre mediação e justiça restaurativa?  É certo que ambas possuem histórias diferentes mas que, ao final, cruzam-se. Conforme Miers (2003, p. 51), cada um dos conceitos é mais amplo e mais restrito do que o outro, simultaneamente. Assim, segundo este autor, por um lado a justiça restaurativa é mais restrita do que a mediação porque se aplica somente à esfera criminal, enquanto a mediação é utilizada em conflitos criminais e de outras esferas. Por outro lado, a justiça restaurativa é mais ampla em relação às possíveis respostas que o ofensor pode dar, alcançadas por outros meios que não a mediação (trabalhos prestados com a finalidade de reparar a vítima e, em alguns países, indenizações determinadas pelo tribunal, etc.), ao passo que a mediação, na esfera criminal, refere-se apenas às relações entre vítima e ofensor que são estabelecidas na mediação.
No entanto, é preciso salientar que a diferenciação feita por Miers – há mais de dez anos –  encontra algumas limitações na atualidade, visto que existem programas de justiça restaurativa direcionados a conflitos que extrapolam os limites do sistema de justiça criminal, a exemplo de programas desenvolvidos para lidar com conflitos escolares, conflitos na comunidade, ou ainda, conflitos desencadeados no ambiente de trabalho.
Ainda assim, não há dúvida de que, dentre as inúmeras práticas restaurativas existentes, a mediação é a mais utilizada é também a que possui mais tempo de aplicação. (SCHIFF, 2003, pp. 317-318 e RAYE e ROBERTS, 2007, p. 213). Ela “consiste en el encuentro víctima-ofensor ayudadas por un mediador con el objetivo de llegar a un acuerdo reparador” (LARRAURI, 2004, p. 442).
Mais recentemente, observa-se algumas alterações na clássica formação da mediação, sendo cada vez mais comum a inclusão dos familiares e amigos da vítima e do ofensor, a fim de proporcionarem maior apoio aos implicados. Observa-se, igualmente, outra variação do processo chamada de shuttle diplomacy. Nesta variante, o mediador encontra-se com a vítima e o ofensor separadamente, sem que estes venham posteriormente a encontrar-se. Esta prática consiste numa mediação indireta, já que a comunicação entre vítima e ofensor é feita somente por intermédio do mediador. Ela é utilizada em diversos programas de mediação vítima-ofensor (VOM) na Europa e pode ser adequada para lidar com casos em que existe um sério desequilíbrio de poder entre as partes (RAYE e ROBERTS, 2007, p. 219).
Também surge, recentemente, a figura do comediador e de múltiplas vítimas e ofensores que participam do mesmo processo de mediação. Este último caso ocorre nas hipóteses quando ofensor ou vítima não podem ou não querem encontrar a outra parte, podendo-se formar grupos de vítimas que se encontrarão com um grupo de ofensores (que não são os mesmos que cometeram delitos contra aquelas vítimas), num processo substitutivo. Tal processo busca viabilizar o diálogo entre vítimas, ofensores e, eventualmente, representantes da comunidade, para falarem sobre as causas e consequências do delito (RAYE e ROBERTS, 2007, pp. 212, 216-7).
O processo de mediação entre vítima-ofensor visa possibilitar que estas partes se encontrem num ambiente seguro, estruturado e capaz de facilitar o diálogo. Antes de encontrarem-se, vítima e ofensor passam por conferências separadas com um mediador treinado que explica e avalia se ambos encontram-se preparados para o processo. Segue-se o encontro entre ambos, no qual o mediador comunica ao ofensor os impactos (físicos, emocionais e financeiros) sofridos pela vítima em razão do delito e o ofensor tem, então, a possibilidade de assumir sua responsabilidade no evento, enquanto a vítima recebe diretamente dele respostas sobre porquê e como o delito ocorreu. Depois desta troca de experiências, ambos acordam uma forma de reparar a vítima (material ou simbolicamente) (SCHIFF, 2003, p. 318). Claro que a descrição acima não pretende ser universal. A mediação, assim como as outras práticas restaurativas, deve ser flexível e poder ser adaptada às necessidades do caso concreto.
Com o uso da mediação, pretende-se desfazer os mitos e estereótipos relacionados tanto à vítima (alguém frágil e desempoderada) quanto ao ofensor (criminoso). Segundo Tony Peters e Ivo Aertsen, autores de um projeto de investigação sobre mediação na Bélgica, um dos efeitos mais importantes do processo de mediação é a destruição dos mitos com relação à vítima e ao infrator, o que decorre da participação ativa de ambos no processo restaurador:
Ambas partes involucradas en la experiencia de mediación ven un tipo de “justicia” en vez de, pasivamente, recibir “justicia”. Desde este enfoque, ambas partes se sienten más responsables y abandonan los estereotipos tradicionales de su forma de pensar: “el delincuente intratable” y la “víctima que se aprovecha” se convierten en “mitos” impracticables. (PETERS e AERTSEN, 1995, p. 140)
Assim, ao contrário do procedimento da justiça penal tradicional, que respalda e reproduz os mitos sobre o autor do crime através da seleção de informações dirigidas à acusação e à sentença, na mediação o enfoque está nas informações que possam aproximar as partes em conflito a fim de chegarem a um acordo (PETERS e AERTSEN, 1995, p. 141).
A mediação sem dúvida é uma forma diferente de encarar o evento crime. Ela traz os implicados para o cerne da discussão a fim de que participem do processo de justiça e troquem experiências, e com isto auxilia as partes a compreenderem a dimensão social do crime (conflito). Todavia, por inserir esta complexidade na justiça criminal, a mediação não se apresenta como uma prática simples, mas sim como algo que demanda muito dos que dela participam, pois “exige que os indivíduos (quer isoladamente ou como membros da sociedade) encarem e reconheçam os interesses dos outros como condicionantes das suas próprias acções ou omissões” (MIERS, 2003, p. 51).
Voltando ao Brasil, as práticas restaurativas recentemente receberam novo impulso com o advento da Emenda n. 1 à Resolução 125 do Conselho Nacional de Justiça (CNJ) de janeiro de 2013. O ato normativo do CNJ estabelece que os Tribunais de Justiça, deverão criar “Núcleos Permanentes de Métodos Consensuais de Solução de Conflitos”, e estes poderão implementar e estimular a implementação de programas de mediação penal ou outra prática restaurativa, visando sua utilização nos conflitos que sejam da competência dos Juizados Especiais Criminais e dos Juizados da Infância e da Juventude.
O interessante é que a Resolução confere lugar de destaque para a mediação penal, pois é a única prática restaurativa que é especificada. Talvez, e só talvez, isso indique que é chegada a hora de implementar novas experiências em justiça restaurativa, experiências que levem em consideração muitas décadas de produção de conhecimento e de prática em mediação – seja em âmbito penal ou não – provenientes dos mais diversos contextos, inclusive do brasileiro, pois aqui, a mediação em âmbito não-criminal já passou da fase experimental.
REFERÊNCIAS
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LARRAURI, Elena. Tendencias actuales en la justicia restauradora. In ÁLVARES, Fernando Pérez (ed.). SERTA In memoriam Alexandri Baratta. Salamanca: Universidad de Salamanca – Aquilafuente, 2004, pp. 439-464.
MIERS, David. Um estudo comparado de sistemas. In Relatório DIKÊ – Proteção e Promoção dos Direitos das Vítimas de Crime no âmbito da Decisão – Quadro relativo ao Estatuto da Vítima em Processo Penal. Lisboa, set. de 2003, pp. 45-60.
PETERS, Tony e AERTSEN, Ivo. Mediación para la reparación: presentación y discusión de un proyecto de investigación-accion. Cuaderno del Instituto Vasco de Criminología San Sebastián, nº 8, Extraordinario, diciembre, 1995, pp. 129-146.
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SCHIFF, Mara. Models, Challenges and The Promise of Restorative Conferencing Strategies. .  In VON HIRSCH, A.; ROBERTS, J.; BOTTOMS, A.; ROACH, K.; SCHIFF, M. (eds.). Restorative Justice & Criminal Justice: Competing or Reconcilable Paradigms? Oxford and Portland, Oregon: Hart Publishing, 2003, pp. 315-338.
VAN NESS, Daniel W. E Strong, Karen Heetderks. Restoring Justice: an introduction to Retorative Justice. New Providence, NJ: LexisNexis, Anderson Publishing, 2010, 4a ed.
ZEHR, Howard. Justiça Restaurativa. São Paulo: Palas Athena, 2012.
__________ 
[1] Para uma diferenciação aprofundada dos modelos, conferir: PALLAMOLLA, 2009; ZEHR, 2008; ROCHE, 2007; WALGRAVE, 1993, apud JACCOUD, 2005.
[2] Sobre a cronologia dos programas pioneiros de justiça restaurativa, conferir: Van Ness, Daniel W. E Strong, Karen Heetderks. Restoring Justice: an introduction to Retorative Justice. New Providence, NJ: LexisNexis, Anderson Publishing, 2010, 4a ed.
[3] Importante salientar que as primeiras experiências, em sua grande maioria, foram de iniciativa de agentes da condicional (probation offices) e de atores da comunidade. No caso do Canadá e dos EUA, a organização cristã dos Menonitas desempenhou importante papel. Para mais detalhes sobre as experiências inicias, conferir: Van Ness, Daniel W. E Strong, Karen Heetderks. Restoring Justice: an introduction to Retorative Justice. New Providence, NJ: LexisNexis, Anderson Publishing, 2010, 4a ed.
[4] Esse desenvolvimento focado no sistema de justiça juvenil pode ser explicado, por exemplo, pela maior flexibilidade outorgada pelo Estatuto da Criança e do Adolescente aos atores responsáveis pela aplicação das medidas socioeducativas em relação as escassas brechas legais que possibilitam a aplicação da justiça restaurativa na justiça penal de adultos (por exemplo, via artigo 66 do Código Penal e artigos 71 e seguintes da Lei 9.099/95), mas isso é tema para outro artigo.
RafaellaP

UniFil lança projeto de apoio à Justiça Restaurativa em Londrina

Professores e alunos de Direito, Psicologia e Teologia vão atuar no movimento por nova visão conciliadora para solução de conflitos criminais


A UniFil vai colaborar diretamente com o trabalho de implantação da Justiça Restaurativa em Londrina, envolvendo professores e alunos dos curso de Direito, Psicologia e Teologia em ações e levantamento de dados que despertem na comunidade a importância de se buscar novas formas de solução de conflitos criminais. 

Com a iniciativa, a universidade capacitará futuros profissionais com uma nova visão conciliadora e pacificadora, além de se integrar ao núcleo de entidades e instituições londrinenses que defendem a aplicação das leis não apenas com enfoque de punição, mas também com o objetivo da ressocialização. 

"A Justiça Restaurativa vem conquistando espaço no Brasil. É um conceito mais moderno que visa a conciliação, a reparação de danos com atitudes e conscientização, e menos atos punitivos e privativos de liberdade. A realidade mostra que o atual modelo de Justiça Retributiva, predominante no Brasil, apenas pune o mal com outro mal, não resolve o problema causado à 
sociedade", analisa o professor de Direitos Humanos e de Direito Constitucional da UniFil, João Ricardo Anastásio Silva. 

Ele acrescenta que, na grande maioria dos casos, "o modelo atual só serve para qualificar ainda mais nas prisões superlotadas pessoas que se tornam reincidentes nos crimes que cometeram. Contribui tão somente com o aumento a criminalidade no país", afirma. 

O professor coordena na UniFil, o projeto de extensão Restaurando Londrina, que vai selecionar 30 alunos de Direito, 10 de Psicologia e 10 de Teologia e orientá-los com palestras sobre o que é e como funciona a Justiça Restaurativa. 

Depois, divididos em grupos, os estudantes levantarão informações para embasar planos de ações do núcleo de implantação da Justiça Restaurativa em Londrina. 

Os acadêmicos buscarão dados sobre os internos em penitenciárias, como grau de instrução, religiosidade e situação de processos, se têm acesso à família e a um advogado. As informações servirão de orientação para atividades de ressocialização. 

"O que percebemos é que a reincidência em crimes é bem elevada em Londrina. Os presos cumprem penas e voltam a praticar muito mais delitos. Isso demonstra que a forma de punição não teve caráter de ressocialização", ressalta João Ricardo Anastásio Silva. 

Outra pesquisa deverá apurar estatísticas sobre uso e posse de armas e a sua relação com os homicídios em Londrina. "São dados que auxiliam no diagnóstico e entendimento sobre a violência na cidade", diz o professor. 

Para ele, a adoção da Justiça Restaurativa passa também pela análise do sistema punitivo atual e a conscientização da sociedade sobre a importância de se rever conceitos e práticas na resolução de conflitos e aplicação das leis. 

"O curso de Direito e as demais áreas acadêmicas da UniFil querem contribuir com esse importante movimento que surge na cidade. O projeto Restaurando Londrina é uma iniciativa pioneira entre as universidades de toda região. Pretendemos ampliar nossa atuação nesse trabalho, que com o tempo poderá até reduzir a criminalidade", afirma.

“É chegada a hora de inverter o paradigma: mentes que amam e corações que pensam.” Barbara Meyer.

“Se você é neutro em situações de injustiça, você escolhe o lado opressor.” Desmond Tutu.

“Perdoar não é esquecer, isso é Amnésia. Perdoar é se lembrar sem se ferir e sem sofrer. Isso é cura. Por isso é uma decisão, não um sentimento.” Desconhecido.

“Chorar não significa se arrepender, se arrepender é mudar de Atitude.” Desconhecido.

"A educação e o ensino são as mais poderosas armas que podes usar para mudar o mundo ... se podem aprender a odiar, podem ser ensinadas a amar." (N. Mandela).

"As utopias se tornam realidades a partir do momento em que começam a luta por elas." (Maria Lúcia Karam).


“A verdadeira viagem de descobrimento consiste não em procurar novas terras, mas ver com novos olhos”
Marcel Proust


Livros & Informes

  • ACHUTTI, Daniel. Modelos Contemporâneos de Justiça Criminal. Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2009.
  • AGUIAR, Carla Zamith Boin. Mediação e Justiça Restaurativa. São Paulo: Quartier Latin, 2009.
  • ALBUQUERQUE, Teresa Lancry de Gouveia de; ROBALO, Souza. Justiça Restaurativa: um caminho para a humanização do direito. Curitiba: Juruá, 2012. 304p.
  • AMSTUTZ, Lorraine Stutzman; MULLET, Judy H. Disciplina restaurativa para escolas: responsabilidade e ambientes de cuidado mútuo. Trad. Tônia Van Acker. São Paulo: Palas Athena, 2012.
  • AZEVEDO, Rodrigo Ghiringhelli de; CARVALHO, Salo de. A Crise do Processo Penal e as Novas Formas de Administração da Justiça Criminal. Porto Alegre: Notadez, 2006.
  • CERVINI, Raul. Os processos de descriminalização. 2. ed. rev. da tradução. São Paulo: Revista dos Tribunais, 2002.
  • FERREIRA, Francisco Amado. Justiça Restaurativa: Natureza. Finalidades e Instrumentos. Coimbra: Coimbra, 2006.
  • GERBER, Daniel; DORNELLES, Marcelo Lemos. Juizados Especiais Criminais Lei n.º 9.099/95: comentários e críticas ao modelo consensual penal. Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2006.
  • Justiça Restaurativa. Revista Sub Judice - Justiça e Sociedade, n. 37, Out./Dez. 2006, Editora Almedina.
  • KARAM. Maria Lúcia. Juizados Especiais Criminais: a concretização antecipada do poder de punir. São Paulo: Revista dos Tribunais, 2004.
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